martes, 31 de julio de 2012

Datos y ruinas



 
Hay que dar algún dato importante: a la gente le están bombardeando con el ¡Hay que ver los 7 meses del PP!, son terribles, nos están llevando a la ruina… hay que decir que la variación intertrimestral del PIB empieza a decelerarse en el segundo trimestre del 2011. En el tercer trimestre del 2011 ya es el 0%, no crece nada. Y en el cuarto trimestre del 2011 que todavía no estaba el PP es                           
-0,3%, que es el mismo que se repite en el primero y un -0,4% en el segundo trimestre de este año. Es decir, que venimos padeciendo una evolución del PIB que tiene mucho que ver con medidas que se tomaron entonces. Por cierto, mirando los datos del 2010, nunca el PIB empezó a repuntar en términos serios. Es verdad que alcanzó cotas positivas, pero eran tan débiles que no permitían una inercia de crecimiento en el empleo. Con esos datos de crecimiento a mi sí me parece alarmante que la inflación tal como se mide a través del IPC esté en un 2,2%. Cuando damos el dato del 2,2, lo que estamos dando es una tasa de variación de ese índice. Entonces esa inflación no se puede explicar por un único componente: las farmacias por ejemplo. El año pasado en el mismo mes, de junio a julio los precios farmacéuticos cayeron un 2,5%. La inflación casi ni se movió: de un 3,2% en términos interanuales a un 3,1. Es decir, no funcionaron como parece que están funcionando ahora.  Una cosa es qué pasa sobre el índice y otra cosa es qué pasa sobre esa tasa de variación de los precios medidos por ese índice, que es una medición entre otras cosas mala. Es una medición tosca de la inflación a través del índice sobre precios al consumo. Otra cosa es que el índice esté bien hecho, pero no abarca absolutamente todos los precios. Y por eso muchas veces la inflación no recoge las variaciones. La inflación en realidad lo que te mide es la caída del poder adquisitivo. Una inflación del 2% implica una caída de la capacidad del poder adquisitivo del 2%  del dinero que llevamos en el bolsillo.  Y eso afecta a todos los productos.  El IPC  abarca unos cuantos productos, pero no los mide todos.  Es lo que nos pasaba el año pasado con las viviendas, que estaban por ejemplo creciendo muchísimo y el IPC no lo recogía.  Los activos no se incluyen. Por eso digo que es una mala medida de la inflación, ya que abarca solo la parte del consumo. Los economistas no tenemos todavía la piedra filosofal respecto a la técnica, entonces medimos así. Me parece por tanto que un 2,2% con una caída del PIB tan enorme, es un índice de inflación demasiado grande.

viernes, 27 de julio de 2012

Draghi





 Yo no entiendo muy bien a Mario Draghi ni todo lo que ha sucedido. Debe ser que no hablo italiano.  Ahora Draghi nos sale con que como el tema de la prima de riesgo soberana puede aceptar negativamente los canales de funcionamiento por los que actúa la política monetaria, que sí es cosa del BCE, entonces él va a actuar.  Y esto ¿Por qué no lo ha pensado antes?  Entiendo que ha debido haber algún tipo de maniobra detrás.  Supongo que los encuentros que ha tenido el Ministro de economía español con los respectivos homólogos alemán y francés han tenido algo que ver y ha habido algún tipo de mensaje al BCE.  Ahora se puede acudir a la financiación de la deuda pública de los países, directa o indirectamente, cosa que se ha  hecho en el pasado. Esto que están proponiendo es en el fondo una actuación directa. Han encontrado la vía de escape. En realidad esa vía es la que los mercados han dicho: es verdad, hay una vía que es real por la que el BCE no está limitado por su mandato ¿Cuál ha sido esa vía? Decir que el Mecanismo de Estabilización Europeo actúe como un Banco pidiendo prestado al Banco Central y que el Banco Central libere cuanto sea necesario.  Por lo tanto no tiene ya un límite de 500.000 millones en el Fondo para prestar a los países, ahora el BCE es el que maneja y el que hace la pasta.  Entiendo que eso es lo que ha aplacado al mercado. El haber dado con ese mecanismo.  Pero entonces por qué acudir en ayuda de la financiación de los países, que eso sí estaba muy prohibido desde el primer plan de inicio de la construcción de todo el sistema del euro y no ha acudido en la ayuda a la financiación de las entidades financieras, que eso sí es cosa del Banco Central.  Nos habríamos evitado una buena parte de todos estos ataques últimos con el mercado inquieto de que podía afectar a nuestro endeudamiento o a nuestra capacidad de financiación si hubiera sido el BCE quien hubiese de alguna manera liberado algo más a los Bancos franceses, italianos, españoles… a quien hubiera necesitado dinero.  Entiendo también que el BCE no se fie y diga: es que estos van a entrar otra vez en el bucle.  Les doy la pasta, estos compran Bonos de los países soberanos… estamos en lo de siempre: los gobiernos no hacen nada. Yo eso lo entiendo,  pero entonces búscate algo para asegurarte que no va a ser así o dilo: hasta que usted no me demuestre que realmente está reduciendo su endeudamiento y está tomando medidas para que esto no entre en el bucle de nuevo,  yo no se lo doy. Eso hubiera tenido lógica. Pero a  todo este ir y venir no le encuentro ninguna lógica.

viernes, 20 de julio de 2012

El viernes negro



 



 Lo primero que me gustaría aclarar en contra de algunas de las cosas que se escuchan es que romper la paridad dólar- Peso argentino o austral o lo que fuese en aquel entonces, ya que empezaron a cambiar de moneda, vimos el resultado que dio en Argentina:  un descenso de su PIB del 14-18% en un solo año, un empobrecimiento de la población argentina brutal, hasta el punto de que hubo regiones en la zona norte donde determinada población, fundamentalmente niños y gente con problemas de salud morían. Morían de inanición. Esto ha ocurrido históricamente en nuestras sociedades, la gente moría en la calle de inanición, afortunadamente hemos evolucionado en este sentido. Pues Argentina volvió a eso. En el 2001 en unos pocos meses hubo varios muertos en las trifulcas callejeras. Salirnos del euro con consecuencias tan brutales creo firmemente que hay que evitarlo.  En lo que se refiere al comportamiento de distintos miembros del gobierno, debo decir que deja mucho que desear. Margallo  se ha equivocado cargando contra los especuladores, que recordemos una vez más que se juegan su dinero. Montoro es inasequible al desaliento.  Yo creo que las señales que han influido en que los mercados siguen sin creerse realmente esto y por tanto siguen subiendo la prima de riesgo y el tipo de interés son: en primer lugar que Montoro ha anunciado que el límite de gasto aumenta un 9,2% que es la tasa de crecimiento del gasto público que utilizó Zapatero en sus primeros años de gobierno.  Y en otro término ha estado lo de Valencia. Esto es una señal inequívoca de que efectivamente las Comunidades Autónomas tienen graves y serios problemas. La Comunidad de Valencia en términos relativos es la que mayor deuda tiene respecto al PIB.  Creo que frente a lo que se dice, -ya que nos han dado en el costado,  en la espalda y en el bolsillo todo lo que han podido, demostrando una vez más que los políticos siempre van por lo fácil, que es la vía de los ingresos-, hemos visto que en realidad el primer ajuste un poco serio -y recordemos que el gobierno antes decía que no podía hacer más-,  ha sido el de ahora.  De los 65000 millones en dos años y pico,  unos ventitantosmil millones por año, una buena parte de esos ventitantosmil  millones por año de recorte o como se quiera llamarlo, van por el lado de los ingresos y los gastos siguen sin ajustarse.  Esto es lo que Bruselas, los inversores, los que nos prestan… ven y no se creen. Y mientras no acotemos esto bien y no afrontemos seriamente todos estos problemas, seguiremos sin tener credibilidad.  Es indudable que una inyección del BCE o una compra por parte de un Fondo de buena parte de nuestra deuda pública va a aminorar y a aligerar las cosas momentáneamente, pero en tanto en cuanto no ataca exactamente la raíz del problema y el problema en si mismo, simplemente nos da un poquito de espacio para respirar. Por tanto exigir al BCE que nos compre deuda machaconamente nos puede aliviar momentáneamente, pero esos recortes en gasto deben profundizarse muchísimo más si queremos salir de esta. Nos tenemos que preguntar cuál debe ser el tamaño del gasto público del Estado en conjunto.  Y sobre qué cosas debería gastar dinero el Estado. Qué debería de atender. Yo creo que el Estado no debería sobrepasar más del 30% del PIB y me parece ya mucho.  Actualmente está en el 44%. Y creo que el Estado está fundamentalmente para cuestiones de seguridad interior (policía, bomberos…) seguridad exterior y justicia. Más allá de justicia y seguridad  el Estado no debe de ponerse ni a hacer quesos, ni a fabricar carbón ni a nada de estas cosas. Todas estas cosas nos las tenemos que preguntar y recortar gasto de verdad o tendremos muchos problemas para salir de esta situación. Este gobierno tiene que reducir su tamaño de gasto público   más o menos del 44%  al 30%.  Yo les doy alguna idea:   es más que probable que no podamos estar pagando cooperación exterior como tal. La cultura: toros, fútbol, cine, teatro…  deben ser actividades privadas que un empresario debe de poner ahí y que la gente vaya. Y como esto otras mil cosas.  Por tanto manos a la obra.

jueves, 19 de julio de 2012

España y la economía



 




Creo que estamos en un mundo en España que en el ámbito de las ideas económicas es muy excepcional. Esto no es Italia, no es Francia… aquí no tenemos una izquierda como la italiana que tiene un Partido Comunista que se disuelve. Aquí tenemos un Partido Comunista que sigue ahí reclamando como si fuera una idea legítima el comunismo marxista, el leninismo. Tenemos un Partido Socialista que si bien abandona sus ideas marxistas, no las critica.  Y luego esa izquierda que se ha hecho neoleninista últimamente, viene acompañada por una serie de voces que justifican todo esto.  Es decir, la idea esta medio bobalicona de que uno puede redistribuir sin consecuencias, la idea de que se puede gastar a lo largo del ciclo ya que lo que se gasta en la parte a la baja se recupera a la alza, la idea de que uno puede más o menos pactar entre tasas de inflación y tasas de desempleo ya que la Curva de Phillips es todavía aceptable…  todas esas ideas están tremendamente difundidas y la gente las acepta mayoritariamente. Esto es justo lo que Hayek decía cuando se refería a “Los socialistas de todos los partidos”. Aquí todo el mundo es socialista y lo lleva a su posición personal.  Hay una mayoría de gente que piensa que la redistribución es gratis, que la progresividad en el sistema impositivo es gratis, que esto no tiene problemas ¿Y eso que produce? Lo que produce es una marea de expectativas que no tienen paralelo en ningún otro país de Europa. Existe, por descontado que a la gente en Italia o Portugal no le gusta que les bajen los salarios a los funcionarios, pero no como aquí. La reflexión que sería la justa de decir: ¿Mi productividad marginal está por encima o por debajo de mi retribución? Eso aquí no se hace. Esa reflexión que es la de una sociedad que ha asumido la racionalidad económica de una manera más o menos generalizada, aquí no se da.  Toda la gente que ocupa estos días las calles de Madrid y de otros lugares de España y aquellos que los justifican y los aplauden están subrayando esto: redistribuyamos ya que esto es gratis.

martes, 17 de julio de 2012

Prima de riesgo




 

Lo primero que hay que ver respecto a la prima de riesgo es sobre qué actúa: la credibilidad del endeudamiento público.  Es decir, lo que está indicando es falta de fiabilidad respecto a poder pagar las emisiones de deuda pública.  Yo distinguiría cómo ha actuado el sector privado y cómo está actuando el sector público. El sector privado sí que ha realizado un ajuste importante, sí que ha ido quitando bastantes de esas alegrías respecto a las inversiones, a las decisiones de consumo… que no tenían sustancia.  Y además la respuesta ha sido: contraemos nuestro gasto y empezamos a ahorrar para poder atender a esas responsabilidades que hemos adquirido en estos pasados años ¿Qué ha hecho el sector público? En los ajustes que está haciendo el sector público hay que diferenciar: por un lado está apelando de nuevo a los bolsillos de los ciudadanos, que son las subidas de impuestos y por otro están los ajustes y recortes apelando a sus propios intereses.  En este último sentido está muy flojo. Es más, el gobierno actual se está encontrando con que tiene que incrementar enormemente las emisiones de deuda pública.  El otro día se veía el tema de las Comunidades Autónomas: 18000 millones decía el ministro, 6000 de un préstamo de Loterías. Pero oiga, los otros 12000 que algunos dicen que pueden llegar a ser hasta 20000 millones, eso va a tener que salir de nuevas emisiones de deuda pública. Luego está la deuda que supone pagar a proveedores. También es otro montante de deuda pública.  Los 55000 millones que se van a poner a disposición del sector financiero en forma de avales públicos para que el sector financiero emita Bonos y Obligaciones nuevas.  Todo eso si se va teniendo que hacer efectivo también cuenta ¿Qué les pasa a los inversores extranjeros? Que están viendo esa evolución de la deuda.  La clave va a estar en la evolución del déficit y en el crecimiento.  En la medida en que el gobierno realmente se comprometa a reducir el déficit, especialmente reduciendo los gastos públicos y en la medida en que yo creo que sí que existe un entramado productivo que es eficiente, que sabe exportar… el crecimiento a medio-largo plazo va a ir retornando. Por tanto, una vez más la verdadera austeridad pública nos puede hacer salir de esta. 

jueves, 12 de julio de 2012

Economía y consenso




 


 Este es el momento para que un país deje su tradicional ignorancia sobre la economía, para que abandone sus instintos organicistas y nos centremos los que tenemos voz en llamar a la gente a la reflexión económica seria.  Necesitamos hablar de política económica. Necesitamos hablar del análisis micro de los comportamientos de los políticos.  Hay que enterarse que este es un gobierno con mayoría absoluta.  Me parece que es importante saber que hay mucha reflexión que se ha hecho en el mundo sobre esto ¿Qué quieren los políticos? Es importante que sepamos que nuestros políticos no quieren resolver esta crisis. Les gustaría que se resolviera, pero no es el objetivo número uno. El objetivo es mantenerse en el poder.  Lo que hay que abandonar es una viejísima idea que viene de finales del siglo XIX y que se debe a un sociólogo que se llamaba Max Weber que venía a decir que los políticos se portaban de acuerdo a un espíritu de cuerpo. Yo estoy aquí y hago el bien de mis administrados porque yo pertenezco a esto. Nada parecido a esto. No digo que esto no exista, pero fundamentalmente lo que los políticos quieren es permanecer en la estructura del poder ¿Qué les interesaba a la gente que se sentaba hoy en el Consejo de Política Fiscal y Financiera? ¿Les interesaba acabar con la catástrofe económica llevada a cabo en distintas Comunidades Autónomas? Ni mucho menos.  Hay algo a lo que muchas veces se hace mención que a mí me pone especialmente nervioso: el consenso.  Es una vez más la vuelta al consenso.  La política de consenso se da en Europa como método fundamental a partir de la II Guerra Mundial porque hay dos posiciones coincidentes: nunca llevar las cosas al extremo. La extrema derecha es derrotada en las Playas de Normandía y como sabemos se le sienta en Núremberg, los comunistas aprenden que es la socialdemocracia moderada… no es el caso español.  En los últimos 8 años hemos tenido una izquierda asilvestrada. Crean un modelo que dice: “Yo aceptaré cualquier cosa que venga de un Parlamento nacionalista”. Esto le da la vuelta a La Constitución de una manera nefanda para hacer realmente un cambio constitucional que legitima la casi independencia de una comunidad autónoma que luego otras siguen.  Meten además a un grupo terrorista en el Parlamento. Esa es la línea que ha seguido la izquierda ¿A qué consenso se puede llegar con gente que tiene esa herencia reciente?  El punto de partida es el paso final de 8 años de crecimiento del gasto público al 8,2% por año, que es único en Europa. Es a partir de ese pico que no tiene precedentes en la Historia -habría que remontarse al siglo XVI para ver lo que hacía Felipe II y Felipe III-  y hay que decirlo. Ha sido una bancarrota no solo institucional y política, también económica sin precedentes. A partir de eso ¿Qué otra solución cabe? Es que no cabe ninguna. Además -vamos a decirlo todo- el incremento del gasto público siempre introduce distorsiones, siempre es malo. Eso se hace con el consenso de un electorado que aplaude la expansión del gasto público ¿Qué otra cosa se le puede decir a este electorado? Señores, el gasto público tiene que ser embridado en su dimensión autonómica y central a niveles civilizados.  Este discurso de que todo el mundo sabe lo que hay que hacer, es un discurso que se queda a medias. Puede que lo sepa todo el mundo, pero que toda esa gente esté dispuesta a colaborar en un proyecto de reducción del tamaño y las funciones del Estado, no es verdad.  Por tanto esto de buscar el consenso con gente que dice que sabe lo que hay que hacer, pero que no quiere hacerlo, no me parece oportuno.  Hay que estar muy obnubilado por un proyecto nacionalista idiotizante para no darse cuenta de esto, y en algunas comunidades autónomas eso se da. En general, la gente sabe lo que hay que hacer pero no quiere hacerlo. Además en el Consejo Fiscal y Financiero van y votan que no, incluso aunque sea gente del propio partido que gobierna.  Esto es un problema de determinación, de decir: yo hago esto porque tengo los votos necesarios, la legitimidad necesaria y si me quemo políticamente en el proceso de hacerlo lo hago, pero hay que llevarlo a cabo.  Hay que hablar de los servicios públicos. En este país tenemos que decirnos mirándonos al espejo, despacito y aceptarlo que nos vamos a empobrecer. La salida de esta crisis es así.  Por tanto, los servicios públicos también tienen que ponerse en cuestión. Por descontado las televisiones autonómicas, las embajadas y todo eso que nos horroriza a tantos. Pero también la sanidad, la educación… y si la queremos de la calidad que la tenemos, tendremos que pagar, hacer copagos.  Mientras no podamos decir eso, mientras ese tabú no caiga, malamente podremos recortar todo lo que tenemos que recortar.