jueves, 1 de septiembre de 2011

Un diagnóstico equivocado.








Hoy en el Diario El País hay un artículo escrito por un magistrado llamado José Antonio Martín Pallín. Ese artículo es un buen resumen de las cosas que se están diciendo por parte de la corrección política, pero pasándose varios pueblos. Por ejemplo dice: “Los mercados los manejan unos delincuentes”. Este señor es Comisario de la Comisión Internacional de Juristas de Ginebra. Cuando dice eso ¿Qué estará pensando?  Cuando en el primer periódico de España se dice  que los mercados los manejan unos delincuentes ¿Qué clase de diagnóstico estamos haciendo sobre la realidad? Dice también: “Hay que restituir a este país su dignidad perdida en el templo de los mercaderes”. Aquí hay que volver una vez más a repetir que estas cosas ni son correctas, ni son ciertas. Los problemas que tenemos, que son muchos, no son por ningún delincuente. No hay ningún templo en dónde nos hayan arruinado la vida unos señores que se llaman los mercados. Aquí lo que ha pasado es que uno no puede hacer cosas sin que tengan consecuencias. Cuándo los Estados empiezan a gastar,  tienes una caída de la actividad, se te derrumba la recaudación, aumenta el déficit, el perfil de crecimiento posible de la deuda pública se vuelve insostenible… tiene que pasar alguna cosa. Entre otras cosas que los Estados no pueden pretender que se les siga financiando ilimitadamente y a un coste bajo. Algo tiene que pasar y cuando pasa, en lugar de mirar estas razones, que son problemas complicados, muchas veces se desplaza parte de la opinión pública a un discurso que es verdaderamente ficticio. Ficticio y peligroso. Detrás de esto lo que hay es que se quiere que se suban los impuestos. El diagnóstico es muy equivocado.

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