“Si durante décadas se gasta más de lo que se
ingresa, no queda más remedio que depender de terceros que nos impondrán
condiciones que no nos gustan”. Esta
frase es de la Señora Merkel, pero podría ser mía perfectamente. Hay otra manera de expresarlo: si durante
décadas se gasta más de lo que se ingresa, se puede encontrar un truco que es
hacer un viaje a una isla mágica en el futuro, pedir prestado, volver al presente y disfrutarlo y dejar la
deuda para los que vengan detrás. Lo que
pasa es que el futuro llega y cuando
llega uno se encuentra en la situación actual.
Se ha hablado en estos días mucho de una posible ayuda o rescate del BCE
a España ¿Hay salida o alternativa a esto? Sí, se llama remolonear. Se llama
diferir la situación. Hay que fijarse en
el peloteo entre los protagonistas. Hay uno que dice: primero tú me dices las
condiciones. Y el otro dice: No, cuidado, yo quiero saber que es lo que van a
hacer ustedes antes de dar el dinero. Y
el otro insiste en que quiere saber las condiciones. Ahora la pelota está en el tejado de España.
Pero cuidado, todavía no se saben las condiciones, se están estudiando. Por
otra parte la Señora Merkel dice estar muy impresionada por las reformas
hechas.
Hay que
decir que lo realmente importante con o sin condiciones es que el gasto público
en este país baje. Una vez que hemos
comprobado - ya lo sabíamos, pero lo hemos comprobado fehacientemente- que el sistema fiscal está exhausto, que lo
estamos exprimiendo como un limón al que ya no se le puede sacar una gota más,
lo que hay que hacer es reducir el gasto público ¿Se está reduciendo el gasto
público? No. Por lo tanto yo recordaría
una poesía económica que procede de La Gran Depresión, del año 1932 que dice:
“Comételo
todo, haz que dure hasta que desaparezca, úsalo siempre y acostúmbrate a hacer
las cosas sin ello”.
Esta era una
poesía que la gente recitaba en la Gran Depresión en los años 30. Esto es lo
que el Estado tiene que hacer: que dure, no uses muchos recursos, gástalos
hasta el final y acostúmbrate a no tenerlos.
Eso es lo que no está haciendo nuestro sector público a estas alturas.
Por lo tanto el asunto de la condicionalidad es accesorio. Sería estupendo que
viniera alguien de fuera y nos dijera háganlo ustedes sí o sí, pero eso va a ser
difícil. Y mientras no reduzcamos el gasto público por nosotros mismos yo veo
que hay motivos para remolonear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario