Me ha interesado mucho un artículo. En los últimos tiempos hay personas que me han hecho pensar muchísimo y la persona a la que me voy a referir es una de ellas. No es economista, es médico. Escribe con el pseudónimo de Theodore Dalrymple. Ha escrito mucho y bien, aunque por desgracia ninguno de sus libros ha sido traducido al español. Lo podemos leer mensualmente en la revista Actualidad Económica. Aunque como digo no es economista sino médico, tiene reflexiones sobre la sociedad en la que vivimos extraordinariamente pertinentes desde todos los puntos de vista, también desde el económico. En el penúltimo número de Actualidad Económica tiene un largo y apasionante artículo titulado: “¿Qué es la pobreza?” El enfoque que tiene es interesantísimo. Habla de la pobreza en los países ricos. Dice que en principio es una categoría que no debería existir, porque incluso los más pobres en los países ricos tienen un nivel de vida altísimo, más alto que nunca y desde luego muchísimo más alto de lo que es habitual en los países pobres. Sin embargo la tesis de Dalrymple es que sí hay una pobreza muy especial en nuestras sociedades, él lo llama la miseria. Tiene que ver con la irresponsabilidad individual y con la descomposición de valores, como por ejemplo los valores familiares, que paradójicamente sí están muy presentes en los países pobres. Dalrymple estaba en un hospital en Gran Bretaña y recibía lo típico, colegas suyos médicos que venían de los países del Tercer Mundo. Lo primero que decían estos médicos del Tercer Mundo es que vivimos en el paraíso. Se preguntaban cómo era posible la cantidad de atención que se presta gratuitamente a muchísimas personas, de hecho a todas las personas. Decían que era el modelo al que todo el mundo debería aproximarse. Cuenta Dalrymple como a medida que pasa el tiempo estos médicos de Asia y África empiezan a conocer la sociedad de Gran Bretaña y cómo el mecanismo de los subsidios y la redistribución empieza a generar comportamientos de por ejemplo la adicción al subsidio, la descomposición de la familia, las formas de la sociedad, cómo la gente no come en familia o por qué la gente no cocina y se compra comida que acaso se recalienta… dice que además hay un problema en el fondo racial y es que estos problemas afectan sobre todo a los blancos. Son los blancos los protagonistas principales de esta degradación, en cambio en los inmigrantes, particularmente habla de los indios, no se producen estos comportamientos. Aunque puedan ser pobres tienen comportamientos de carácter mucho más social y mucho más familiar que los blancos. Cuenta Dalrymple como los médicos van cambiando su opinión y al final de su estancia de varios meses en Gran Bretaña, la opinión de estos médicos del Tercer Mundo sobre el Estado del Bienestar cambia sin excepción. Se dan cuenta de que un sistema de bienestar que no hace juicios morales a la hora de asignar ayudas, promueve el egoísmo antisocial. Y termina el artículo recordando lo que le pasó a él. Dalrymple empezó su carrera de medicina precisamente en los países pobres. Estuvo mucho tiempo en África, en Asia y en América Latina. Y dice: “Nada de lo que vi en esos países: ni la pobreza, ni la opresión tenía el mismo efecto devastador sobre la personalidad humana que el Estado del Bienestar indiscriminado. Nunca observé la pérdida de la dignidad, el egocentrismo, el vacío emocional o la ignorancia de cómo vivir que observo diariamente en Inglaterra. Y no es una pobreza material, es una pobreza de espíritu”. Un trabajo muy notable.
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