martes, 14 de febrero de 2012

Reforma laboral






 Me voy a permitir una licencia de una incorrección política extraordinaria: se están echando los trastos a la cabeza los socialistas con los populares y la pregunta es: ¿Cómo sería la reforma laboral si en lugar de haber ganado Rajoy hubiese ganado Rubalcaba con los mismos votos? Pues sería muy parecida. Tenemos antecedentes de cosas que han hecho los socialistas a la hora de reformar el mercado de trabajo. Si vamos a hablar de enfrentamientos con los sindicatos ninguno fue tan brutal como el de septiembre del 88.  A mi me parece que la cosa va por otro lado. Es que cada cual está donde está. Estar en la oposición y hablar como se ha hablado de “agresión contra los trabajadores” es de risa.  5.300.000 parados y los socialistas se permiten el lujo de hablar de agresión contra los trabajadores. No hay nada más agresivo contra los trabajadores que ese dato y el mismo tuvo lugar bajo un gobierno socialista.  Me parece que también se equivocan en el PP cuando se habla de esta reforma como un cambio revolucionario. Yo no lo veo. Creo que es una reforma previsible. Los políticos se van moviendo conforme van viendo como está la opinión pública y a estas alturas seguir diciendo que tener el coste de despido improcedente más alto de Europa es un derecho para los trabajadores y que es muy bueno y que si lo bajas a 33 por despido improcedente es un ataque al trabajador, no tiene mucho fundamento.  Cada vez hay más consenso en el sentido de que nuestro mercado de trabajo simplemente no funciona porque está muy regulado e intervenido. Tanto los costes de despedir, como los costes de contratar.  Es verdad que aquí se ha puesto el foco en evitar que desaparezcan las empresas. Efectivamente, eso es lo que hay que conseguir. Hay que intentar impedir el desastre que ha sucedido. Cientos de miles de empresas han debido cerrar porque no se pueden ajustar,  y no se pueden ajustar por los costes que tienen.  Si rebajas los costes obviamente facilitas el ajuste, de tal manera que puedes conseguir que una empresa que puede que fuera a cerrar, ahora se mantenga con la mitad de la plantilla ¿Qué es una pena y una desgracia que la mitad de la plantilla sea despedida? Pues sí, pero la otra mitad se queda contratada.  Eso pasa en una empresa que puede reajustarse porque tiene un marco legal más favorable.  Otra cosa que no hace la reforma es acabar con la dualidad. Sigue existiendo la dualidad.  Lo único que se hace es estrechar un poco el abanico.  Teníamos un enorme abanico a la hora de las indemnizaciones por despido, que iban desde 45 días a 8-9. Este abanico se va estrechando un poco, pero no es en absoluto acabar con la dualidad.  Tampoco se tocan los grandes privilegios que tienen los sindicatos  a la hora de recibir financiación pública. Para cursos por ejemplo o para otras cosas.  Y también hay que comentar el mensaje que lanzan los sindicatos y la izquierda. Una y otra vez plantean las relaciones económicas como relaciones de incompatibilidad y de enfrentamiento.  Dicen: Todo el poder es para los empresarios.  Como si el interés del empresario fuera en esencia incompatible con el interés de los trabajadores.  No se de donde viene eso. Supongo que es de una herencia de ideas socialistas decimonónicas  que llevan a pensar que no puede haber un beneficio para el empresario que no tenga a su vez como contrapartida un beneficio para el trabajador.  No es así. Lo que suele suceder, es que los intereses de los empresarios y los trabajadores más o menos se mueven al unísono.  La prueba es que cuando los empresarios ganan dinero y la economía prospera, sube el empleo y los salarios.  Lo hemos visto en la larga década expansiva.  Y al revés, cuando se da la vuelta a la tortilla y nuestra economía empieza a frenarse en 2007 y cae en 2009 los intereses de ambos se vieron perjudicados.  Pero una y otra vez lanza la izquierda esta falsedad que en el fondo es bastante despreciativa para los trabajadores.  Como si los trabajadores si no tuvieran la coacción legislativa y política estarían en manos de los mercados, del capitalismo  y de todas estas cosas.  Por tanto respecto a la reforma laboral,  era tan mala la situación de nuestra regulación laboral  que era muy difícil empeorarla y el gobierno en mi opinión no la ha empeorado.

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