viernes, 9 de marzo de 2012

Huelga general

 




Los sindicatos convocan  una huelga tres meses después de unas elecciones que el PP ha ganado por mayoría absoluta y en esas elecciones el asunto central fue la reforma del mercado de trabajo.  Con lo cual, podrían leerse esas elecciones casi como un plebiscito sobre la reforma del mercado de trabajo. De manera que no podría ser una convocatoria más antidemocrática, ya que no están haciendo una huelga por cuestiones de seguridad laboral por ejemplo. Están haciendo una huelga por algo que la mayoría de los votantes han votado a favor. Por eso no nos olvidemos del carácter frontalmente antidemocrático de lo que están haciendo Toxo y Méndez.  Tampoco hay que olvidarse que las huelgas vienen del siglo XVIII y quizás antes.  Cuando la huelga cristaliza como una institución aceptada es en la segunda mitad del siglo XIX  y no hay tal cosa como huelgas generales hasta que el concepto de huelga general no se convierte en un instrumento revolucionario.  Es decir, las huelgas generales nunca se llamaron así hasta hace poco, se llamaba huelga general revolucionaria y eran un instrumento contra los regímenes políticos.  Esto cualquiera que mire atrás en la historia del marxismo lo sabe. Lo que pasa es que nos hemos olvidado de esto y ahora cobra plena relevancia.  Lo que se está intentando es darle la vuelta a un plebiscito que la mayoría de la gente puso de manifiesto hace tres meses.  Ahora bien, una vez dicho esto, hay otra derivada de los partidos políticos  que para ellos es también muy importante: su propio futuro.  Es decir, los sindicatos se han vuelto irrelevantes. Aquí no tenemos sindicatos que defiendan los derechos de los trabajadores.  Aquí tenemos casi partidos políticos  que actúan hasta hace poco a la sombra del gobierno y que están a punto de perder ese papel.  Entonces están luchando por su propia supervivencia  en ese sentido.  Ellos saben que corren el riesgo de fracaso ¿Qué quieren demostrar? Que pueden paralizar el país.  Ese es el objetivo y es posible que lo logren.  Es posible que la huelga tenga poco seguimiento, pero un grado de paralización muy grande.  Lo importante es que el gobierno encaje bien el golpe y que sigan con las reformas y por tanto demuestren la irrelevancia sindical.

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