Tras estas celebraciones de los 200 años de La Pepa debo decir que en mi opinión para su época estaban mejor informados los constituyentes de Cádiz que los de Madrid. Es decir, a finales de los años 70 había ya mucho publicado sobre el nacionalismo, sobre la economía política del nacionalismo. La gente que firma la Constitución no tiene ni idea de nacionalismo. Es decir, se fían de los nacionalistas, caen en la trampa de los nacionalistas. No saben que los nacionalistas son buscadores de Estado y que el nacionalismo es intrínsecamente una búsqueda de Estado. Los firmantes de la actual constitución no leyeron a Harry Johnson ni a Adam Smith. Sin embargo la gente de Cádiz sí. Entre la gente de Cádiz hay por lo menos unos cuantos que saben de manera razonada por qué tiene que desmantelarse el Antiguo Régimen. A la altura de los conocimientos de entonces claro. Yo creo por tanto que había más capital humano en Cádiz que en Madrid. La Constitución de Cádiz tiene mucho que decir desde el punto de vista económico, porque allí se reunieron algunas de las mejores cabezas económicas que había entonces. Hay muchos, pero sobre todo hay dos personajes: Canga Argüelles y Flórez Estrada. Son dos asturianos ilustres que vienen de la Universidad de Oviedo, que tienen un desarrollo paralelo, que acaban como todos exiliados en Londres. Vuelven luego en el Trienio Liberal, pero tienen que salir por pies de nuevo. Conectan como casi todos los exiliados con Jeremy Bentham en Londres y traen el Benthamismo y el pensamiento de John Stuart Mill. Canga Argüelles y Flórez Estrada son uno un gran hacendista y el otro el que mejor conecta con lo que se está pensando en la vanguardia en aquel tiempo, que eran: David Ricardo y en Francia Jean-Baptiste Say. Cádiz fue una oportunidad perdida para el pensamiento económico español, fue una pena. El divorcio desde entonces que se produjo entre el pensamiento político- económico español - la aplicación, la liberalización del comercio exterior…- y lo que estaba pasando en el resto de Europa supuso que se abriera una brecha lamentable. Flórez Estrada leyó a David Ricardo. David Ricardo publicó sus Principios de Economía Política en 1817 y John Stuart Mill algo más tarde, a mediados del XIX. Toda esta gente lo conocía. Ricardo no se populariza en España, se populariza Adam Smith que publica su gran obra en 1776, con lo cual ya llevábamos 35 años. Los argumentos para la liberalización del comercio exterior de John Stuart Mill eran profundamente deficientes y hay que esperar a Ricardo que no se populariza en España para encontrar una argumentación bien trabada a favor del comercio libre. La experiencia que nosotros hemos tenido con el anterior Presidente del Gobierno de sonrisa estólida la tuvieron los constituyentes después con el Rey Felón. Son dos personajes siniestros de la Historia de España. La labor de desmontaje del consenso constitucional del 78 por parte del anterior Presidente del gobierno y lo que hizo Fernando VII los iguala en ese aspecto. En mi opinión por tanto, Cádiz fue una oportunidad perdida.
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