martes, 3 de enero de 2012
"Tapar las heridas"
¿Por qué será que el mensaje razonable que existe en empresas o en familias no se produce a nivel de Estado?
Porque estamos en otro mundo. No se puede aplicar al Estado, a los políticos, los criterios de racionalidad que son los que se aplican en las empresas, en las casas… aquí tenemos un problema porque se han hundido los ingresos ya que uno de los miembros de la familia se ha quedado en el paro por ejemplo y entonces revisamos y vemos cuáles son los gastos que no son imprescindibles y los suprimimos. Ahí hay una aplicación de criterios de racionalidad que se hace en todas las familias y en todas las empresas. El Estado no es así. El Estado funciona con otra lógica y de ahí esta extraordinaria ilustración que hemos vivido en estos últimos días de la continuidad de la política. Es que daba igual. Es que yo creo que Zapatero habría hecho lo mismo o una cosa parecida. Es que da lo mismo cualquier político de cualquier partido. Ahora hablan de los tecnócratas, pues da lo mismo. Los tecnócratas en Italia han subido los impuestos y en España gobiernan los políticos y también han subido los impuestos. Y los sube Obama y Sarkozy. Aquí hay algo que tenemos que analizar independientemente de este impulso que tenemos todos porque somos racionales a decir: qué cosa más absurda esto que han hecho. Pues igual no es tan absurdo si lo razonamos desde su punto de vista. Y lo que han hecho es intentar dentro de las restricciones que tienen, maximizar su poder o minimizar el daño que a su propia legitimidad le provocan las consecuencias de sus propias acciones. Entonces es una continuidad. Es más que una continuidad, a veces es una mejora. Esta perla de Montoro - al que conozco y aprecio- diciendo que esta subida de impuestos “es buena para el crecimiento” es una cosa de terror. Si es tan buena los deberían subir más ¿No? Van a decir cualquier cosa. Lo que van a hacer es lo que han hecho: una combinación de dos cosas atendiendo sobre todo a su propio interés. Entonces siempre es temporal. Tienen la enorme ventaja de que les toca hacer esto al principio de la legislatura. Esto es de manual: si vas a tomar medidas impopulares lo haces el día uno de tu mandato y no el último, porque entonces corres el riesgo de perder las próximas elecciones. Harán esto y dentro de algún tiempo es posible que puedan incluso rebajar los impuestos que han subido ahora. Pero en los dos casos se trata de su propia lógica. Un asunto es: ¿Qué impacto tiene esto en la recuperación? El argumento de que como han subido los impuestos entonces vamos a tener una recesión, puede que sea verdad o puede que no. Es posible que esto se pueda recuperar y si se recupera entonces vamos a tener el peor de los escenarios: van a decir que la recuperación es por eso. Va a decir Montoro que como ha subido los impuestos entonces se ha recuperado la economía. Hay que explicar que no es así. En el tema de las reformas he dicho alguna vez que había dos campos de reformas de política económica: la Hacienda Pública y las reformas micro. La Hacienda Pública para resolver el problema de desequilibrio. Están usando ahora metáforas médicas: “tapar las heridas”. Había un trabajo ahí que se está haciendo mal, porque se está haciendo con subidas de impuestos en lugar de con recortes de gasto y después está lo otro. En lo otro es posible que hagan reformas. No es incompatible hacer una mala política fiscal y una buena política micro. Pensemos en la segunda mitad de los años 80 con Boyer primero y Solchaga después de ministros de economía. Se tomaron medidas liberalizadoras: la libertad de horarios por ejemplo de 1985. Y fue no solamente en Madrid, fue en toda España. Duró hasta 1993. Se pueden tomar medidas de flexibilidad que hagan la economía más competitiva o que quiten algunos de los numerosísimos obstáculos que hay en la creación de riqueza y empleo al mismo tiempo que se suben los impuestos, que fue precisamente lo mismo que hizo González en esos años.
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