martes, 3 de mayo de 2011

¿Qué es liberalismo?




Se me ocurre que la mejor definición de liberalismo - que ha sido tan mal interpretado- es: el respeto irrestricto por los proyectos de vida de otros. Esto implica que el uso de la fuerza va a ser sólo con carácter defensivo y nunca ofensivo. La prueba no es la tolerancia con las personas que comparten nuestro proyecto de vida, sino con las personas que disienten con nuestro proyecto de vida. Sólo en este contexto, se puede recurrir a la fuerza cuando hay lesión de derechos de terceros. En este contexto me parece que es importante que el liberal considera que el conocimiento es un proceso de prueba y error que no tiene término. Nunca hay algo cerrado y terminado. Karl Popper nos enseña que el conocimiento tiene el carácter de la provisionalidad y está abierto a refutaciones. Cada nueva refutación significa un avance en la ciencia y un avance en el conocimiento. En este sentido, la ideología es algo absolutamente antitético al espíritu liberal. Ideología no en el sentido del diccionario de: conjunto de ideas. Tampoco en el sentido marxista de falsa conciencia de clase, sino ideología en el sentido de algo cerrado, terminado, dogmático.
Hay un asunto muy interesante:
Hay algunas personas que con la mejor intención consideran que son liberales en lo político, pero no en lo económico. Aquí hay que hacer una distinción: cuando se habla de liberalismo en lo político, quiere decir que se adhiere a marcos institucionales que son compatibles con la sociedad abierta. Si se dice que no se es liberal en el campo económico hay aquí una contradicción, porque lo político o lo institucional es el continente y lo económico es el contenido. Entendiendo por económico no sólo la concepción neoclásica de algo con ruido a metal y puramente crematístico, sino en el sentido  de Von Mises, económico como asimilable a la acción humana.  Todos estamos usando determinados medios para el logro de determinados fines.  En el proceso y en las características de la acción e investigación económica no hay diferencias esenciales cuando tienen como meta final lo material respecto a lo no material. No tiene sentido decir: yo respeto la libertad en el campo político, pero cuando la gente quiere utilizar el fruto de su trabajo se dice que eso no está permitido. No tiene sentido por tanto cuando ocurre esto decir que se suscriben marcos institucionales respetuosos de la libertad, no es así.
Hay que hacer otra aclaración importante: la diferencia de lo que quiere decir un liberal cuando está hablando de un empresario. Cuando está hablando de un empresario o un comerciante, el liberal se está refiriendo a aquellas personas que para mejorar su patrimonio personal no tienen más remedio que atender las necesidades muchas veces cambiantes de su prójimo. El empresario que da en la tecla y acierta respecto a lo que quieren los consumidores gana y el que no acierta quiebra o disminuye sus ganancias.  A mi juicio una de las inmoralidades más grotescas de la historia económica de la humanidad, ha ocurrido en EEUU con los llamados planes de rescate. Esto es, que los pequeños empresarios y los que no tienen poder de lobbies se ven obligados a financiar Bancos, compañías de seguros… que han sido ineficientes, irresponsables o las dos cosas a la vez. Cuando estamos hablando de empresario, estamos hablando de aquel que para mejorar su posición patrimonial, debe servir a sus semejantes, no nos referimos a los ladrones de guante blanco o a los cazadores de privilegios que lamentablemente tanto se ven. Si lográramos grabar una reunión de genuinos empresarios, la discusión va a ser de temas de comercialización, de marketing, de administración, de finanzas… pero si grabáramos una conversación de lobbistas  pseudoempresarios las reflexiones serían: ¿Has visto al Ministro de economía? ¿Le has mandado un regalo al diputado tal?  Son lobbistas, no empresarios. Como no queda bien robar a mano armada y quitarle los muebles al vecino, lo hacen a través del gobierno. Siempre que se habla de protecciones arancelarias, de privilegios de distinta naturaleza, esto afecta gravemente al consumidor.
Otro punto muy central del espíritu liberal es: no adherir y más bien rechazar dos instituciones de nuestra época que son nefastas y cuyas políticas han resultado devastadoras para el mundo libre y son: el FMI y el Banco Mundial ¿Qué hacen estas dos instituciones? Son responsables en gran medida de la existencia de aquello que se ha dado en llamar países del Tercer Mundo ¿Qué quiere decir un país del Tercer Mundo?  Quienes están en un país del Tercer Mundo  no se caracterizan por sus etnias, ni por las latitudes geográficas, ni por las alturas, ni por las características de los continentes… se caracterizan por las políticas que sus gobernantes adoptan, que son: precios máximos, empresas estatales, inflaciones monetarias, reformas agrarias, corrupciones galopantes, no existencia de la división de poderes, no independencia de la justicia… esto es como muchos otros países tal vez no calificados como países del Tercer Mundo. El ladrón de gallinas va preso, pero los grandes robos al fruto del trabajo ajeno son impunes porque tienen relaciones con un poder judicial que no es independiente. Como todo esto en economía es una cuestión de incentivos, imaginemos esos gobiernos que adoptan esas políticas, que se les van los mejores cerebros, que se les van los capitales y en ese momento llegan estas instituciones nefastas como el FMI y el Banco Mundial  con millones de dólares a baja tasa de interés, lo cual consolida y reafirma los regímenes corruptos de estos países del Tercer Mundo. Todos esos millones de dólares van a los bolsillos personales de los ministros  y


 Presidentes que como todo buen canalla buscan abrir cuentas numeradas en Suiza  y en otros lugares para salvarse de las políticas nefastas que adoptan en sus propios países.
Otra cuestión es la deuda pública:
Hay que decir que la deuda estatal es absolutamente incompatible con la democracia. Compromete patrimonios de futuras generaciones que no han participado en el proceso electoral para elegir a los gobernantes que contrajeron la deuda. No se trata de deuda buena o deuda mala, se trata en un régimen constitucional, de prohibirle al leviatán que contrate deudas y que comprometa patrimonios de futuras generaciones.
En el contexto del espíritu liberal, hay que detenerse en lo que se ha llamado la cuestión social. Es lo más delicado y lo más importante. Cuando se arman estructuras de distinta naturaleza, el objetivo central tiene que ser el bienestar del hombre.  Hay que tocar aquí el tema del desempleo y el de los salarios. La tesis liberal es que si hay acuerdos libres y voluntarios no hay tal cosa como desempleo nunca. No importa el grado de pobreza o riqueza, nunca va a haber desempleo involuntario.  Imaginemos que llegamos como náufragos a una isla donde no hay fuentes de trabajo y llegamos sin ningún recurso. Seguramente entre nosotros no diríamos seriamente: ahora que no hay fuentes de trabajo podemos descansar. Unos treparán a los árboles, otros pescarán y otros harán otro tipo de actividades. Todos están empleados e intercambiando los salarios en términos de peces o de cocos por ejemplo. Desde luego alguien  puede decir que en esa isla los salarios van a ser miserables y muy bajos, es verdad, pero eso es otro tema. Sólo hablamos de desempleo. Se puede decir también: en un país muy pobre los salarios pueden ser 20 platos de comida al mes por ejemplo. Es cierto, nadie dijo que el salario tiene que ser monetario. Mi punto de vista es que no hay desempleo si hay arreglos libres y voluntarios.
En realidad cuando hablamos de economía y hablamos de precios y de las cosas que hablamos los economistas, lo hacemos porque los recursos son escasos y las necesidades son ilimitadas. Si los recursos crecieran en los árboles y hubiera de todo para todos todo el tiempo, no tendrían sentido palabras como derroche o asignación de recursos por ejemplo. Precios tampoco. Sin embargo, dado que hay recursos escasos y necesidades ilimitadas tenemos que contemplar que el recurso por excelencia es el trabajo. Y no estoy diciéndolo sólo por excelencia porque se trata de seres humanos, sino porque no se concibe la producción de ningún bien y la prestación de ningún servicio sin el concurso del trabajo. Es el recurso escaso por excelencia ¿Cómo puede ser entonces que se hable de desempleo? Aquí algo falla, no puede sobrar y faltar al mismo tiempo. Estamos diciendo que no hay desempleo sobrante de trabajo si los acuerdos son libres y voluntarios entre las partes  ¿Por qué hay desempleo? Porque no hay arreglos libres y voluntarios, porque aparece ese absurdo llamado “conquistas sociales”, por ejemplo salarios superiores a los niveles de mercado. Si se pone un salario mínimo, es decir, si la sumatoria de esas presuntas “conquistas sociales” es superior al salario del mercado, la gente más desfavorecida se queda sin trabajo. Un punto capital en la cuestión social es entender que no se trata de voluntarismo, no se trata de sensibilidad del empleador hacia sus empleados, ni del gobernante hacia sus gobernados, se trata de tasas de capitalización. Esto quiere decir inversiones: en máquinas, equipos, instalaciones, conocimientos… que hacen de apoyo logístico al trabajo para aumentar su rendimiento. No es lo mismo arar con las uñas que arar con un tractor. Eso es equipo de capital que permite mayores ingresos por unidad de tiempo.  Por eso en países de altas tasas de  capitalización no existe tal cosa  como por ejemplo servicio doméstico, porque no se puede pagar. Es típico de países pobres y subdesarrollados que alguien decida tener 10 personas que le abaniquen a la hora de la siesta. Pero si esa persona se muda a Nueva York y sigue con la manía de que lo abaniquen a la hora de la siesta, tiene que pagar 7000 dólares por cada vez que lo abaniquen. Es muy caro. La productividad por hora trabajada aumenta con las tasas de capitalización. Pongamos un ejemplo:
Supongamos un país al que entra capital de fuera. Pongamos dos supuestos:
Primero: que los arreglos contractuales son libres y voluntarios.
Segundo: quien va a invertir tiene que estar seguro que si va a visitar al gobernante para obtener algún privilegio, el gobernante le va a decir: Mire, discúlpeme, a mí no me haga ninguna pregunta, pregúntele a la gente. Si la gente acepta su producto, usted va a ganar y si no va a quebrar. Si está seguro que no puede obtener privilegios y es un mercado abierto, ocurre lo siguiente:
Primero: ¿Qué tiene en la cabeza el empresario que invierte en ese país? Sólo una cosa: obtener el mayor retorno sobre la inversión posible. Si ese empresario tuviera otras ideas fantasiosas en la cabeza, van a prescindir de él  en la primera junta de accionistas. El empresario se preguntará: ya que no puedo robar, es decir, pasar por el gobierno y obtener un privilegio, no tengo más remedio que servir ¿Y qué voy a servir?  ¿Más productos de los que ya existen en ese mercado o nuevos productos?
¿Cómo se hace para obtener tasas de capitalización altas? Teniendo marcos institucionales civilizados, respetando derechos de propiedad.
Otro tema importante es el establecimiento del impuesto progresivo: se dice aquello de que es lógico quitarle más a quien más tiene. Analicemos cual es el efecto del impuesto progresivo. Hay que decir que es muy difícil combatir la filosofía comunista adoptando los diez puntos servilmente que aconsejó Marx en el Manifiesto Comunista, como en gran medida adopta el mundo libre.
Imaginemos una pirámide patrimonial: los que más tienen están en el vértice y los que menos tienen están en la base. Un impuesto progresivo quiere decir que la alícuota a la tasa progresa a medida que progresa el objeto imponible: sean las ganancias, las ventas o lo que fuera. Supongamos que se establecen impuestos progresivos. El que está abajo en la pirámide y sube un poquito le sacan: el 25%, sube otro poco y le sacan el 30%, sube un poco más y le sacan el 45%... no llega en la vida al vértice. Hay un sistema feudal que se establece con el sistema progresivo y está atacando a una base muy importante de la sociedad abierta, que es la movilidad social. En un sistema abierto, el que está en el vértice y no sirve, tiene que bajar con la velocidad necesaria y el que está en la base y sirve, tiene que subir con la velocidad necesaria. En países donde hay fuertes impuestos progresivos y vemos que hay alguna movilidad social es porque están evadiendo o les ha tocado la lotería, pero dentro del sistema es imposible progresar.
Otro tema absurdo que se enseña muchas veces en las cátedras de economía es el de: competencia perfecta.  Este es uno de los absurdos más increíbles de la historia occidental. Muchos profesores que dan microeconomía, empiezan con este modelo de competencia perfecta. Uno de los supuestos del modelo de competencia perfecta es el conocimiento perfecto. Si hay conocimiento perfecto no hay arbitraje, no hay empresarios y no hay competencia. Esto es algo que debería ser borrado de los programas universitarios.
Por eso la tradición de la escuela austriaca de Hayek y Mises muestra la economía como un proceso y no como estados de equilibrio o modelos de competencia perfecta.
¿De qué depende en última instancia la comprensión de esto? Todos en teoría, quieren la felicidad del prójimo. Nadie dice en campaña: quiero hambre y pobreza para mi pueblo.
Tenemos que dejarnos de fantasías y no repetir lo que se ha venido repitiendo en los últimos 60 años básicamente en el mundo libre. Hay que prestar atención a qué significan estas instituciones que he comentado: FMI, Banco Mundial…   hay que ver que significan esas “conquistas sociales” y que resultados producen especialmente para los marginados y para los más pobres.

No hay comentarios: